Ahí estuve a 509mts del nivel del mar, la segunda cota más elevada del país.
Una carrera que cambio mi enfoque de este deporte que practico: sinceramente las carreras aventura son lo mío. Ojalá tuviera más seguido la oportunidad de vivir estas aventuras tan emocionantes más seguido.
Fuimos con Juan y los dos regresamos con la misma idea: en octubre estaremos en la salomon en el "Salto del Penintente" en Minas.
Todo lo imaginado sobre este tipo de carreras, quedo chico al ingresar al monte en las faldas del la sierra.
Un monte nativo surcado por senderos estrechos y de muy complejo tránsito que requerián de apoyarse en todas las extremidades para superar algunos tramos.
El avance fué siempre dinamico pero las difucultades del terreno simplemente en algunos tramos no dejaban otra alternativa que caminar o gatear para superar obstaculos.
El riesgo de una torcedura o caída era extremo, por lo cual había que vigilar cada paso a cada momento estaba presenta la posibilidad de pisar mal o resbalar en las piedras húmedas, llenas de musgo.
Para cruzar un tramo de sendero de un poco más de 3Km, me llevo casí 25''. Luego al salir del monte el asenso al la cima fué más rápido pero en un duro trampo de pendiente me costo encotrar aire para correr, apenas trote de a tramos. Una vez en la cima, el sendero de descenso presentaba otra contrariedad: la velocidad de desenso podía realmente llevarte de boca al suelo.
La carrera llena de complejidades y emociones, despertaba en una sensación increíble cuando me tomaba un respiro para gozar del increíble paisaje a nuestro alrededor.
Sinceramente una experiencia única que te hace ver las cosas desde una perspectiva nueva,
el corredor de estas carreras realmente tiene un lucha fuerte contra el camino, al mismo tiempo que disfruta de él con una intesidad irrepetible.